1)
Estoy con una amiga. Le informo que en la que prepa que ella estudia(ba) se rumora que hay un cocodrilo. Ella se muestra incrédula, y dice que en todo caso el cocodrilo tendría que estar en la alberca. Llegamos a ella y ahí está el gran cocodrilo. Sin embargo, vemos otra figura: uno de mis compañeros del CCH; está de pie dentro de la alberca, pero doblado de dolor. El cocodrilo le ha mordido la pierna. La sangre tiñe el agua. Le decimos que se tranquilice. Después llega la ambulancia y se lo lleva.
2)
La misma amiga, una chocante chica fresa y yo vamos en un carruaje. Yo les platico que mi animal favorito es el cocodrilo. La chica fresa hace un gesto de aversión, dice que estos animales tienen la panza brillosa, lo cual le desagrada. Contesto que las garras del cocodrilo me parecen ridículas, pero que a mí me gusta su brillo en la panza, así como su espalda de dragón, y añado que éste es un animal prehistórico, cuya fortaleza le ha permitido sobrevivir hasta la actualidad. La defensa del cocodrilo disgusta a mi interlocutora. Ella se apea enojada, abre la puerta de su casa, de donde salen dos perros pequeños y enfurecidos, están a punto de morderme a mí y a mi amiga, pero no lo hacen porque están atados con correa, de modo que pueden rozarnos pero no hacernos daño. La dueña se alegró al darnos un susto. Al lado del carruaje veo un tercer perro, amistoso, pinto y sin correa.