domingo, 14 de junio de 2009

VÍBORA PARA REGALO

Mi mamá y yo estamos en una tienda de mascotas. Pedimos una víbora, para regalarla a una prima preescolar que es muy valiente. Hay víboras delgadas y largas. Pero mi mamá elige una chiquita y medio gorda. No estoy de acuerdo, me da cosa. Y mientras esta señora habla con la gente a cargo de la tienda, la víbora brinca y me muerde una mano, una, otra y otra vez. No tiene colmillos, sino dientes chatos, a pesar de lo cual me lastima. Incluso me deja una marca. Al final. una chica explica: "lo que pasa es que no nos han traído la comida de los animales." Como sea, ese animal me repugna.

COCODRILOS CACTUS

Estoy viendo algo así como un documental. El narrador dice "hablaremos de animales que han sobrevivido desde la prehistoria." Aparece (no sé si en mi cabeza o en la tele) una imagen oscura de cocodrilo nadando hacia la superficie. Luego aparece físicamente el narrador y dice: "aquí tenemos a esos animales. " Me sorprendo, pues se trata de una mezcla de minicactus con cocodrilo, es decir: tienen la forma de cocodrilos, pero son diminutos, están fijos a la tierra y tienen pequeñas espinas. Lo que más me llama la atención es que sus ojos son de plástico, de ésos que venden en la papelería y que pueden pegarse a los muñecos de fieltro.

sábado, 6 de junio de 2009

COCHE SOBRE EL AGUA

El agua es azul claro. El cielo es rosa, con un sol pequeño como el último sol del día. Estoy dentro de un coche que anda sobre el agua. Me acompaña una muchacha blanca, llenita. A nuestro lado pasa una moto. No es como las motos de agua comunes, pues está cubierta; parece burbuja. A pesar de que el paisaje es hermoso, yo estoy triste, preocupada y quiero volver a casa, que es hacia donde me dirijo.
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Con mi baja estatura pierdo glamour, pero gano simpatía. Me alegro con facilidad: "sí, sí, sí, yo quiero mambo, mambo". Soy una persona agridulce. Me gusta el mar y cualquier agua clara o verdeazul en la que pueda zambullirme. Mi escritor favorito es Italo Calvino, de quien aprendí que, en medio de la mezquindad, un impulso de amor general puede originar un universo.