jueves, 28 de febrero de 2008

EDNA Y YO EN UN COCHE DE COLECCIÓN

Edna tiene un coche. Está un poco sucio por dentro, ligeramente maltratado pero padrísimo; es negro y de colección. Ella maneja. Estamos contentas y de paseo. Tengo la impresión de que nos encontramos no en esta ciudad, sino en otro lugar más apacible. Sin bajarnos del coche compramos hamburguesas.

domingo, 24 de febrero de 2008

EL GLOBO DE SAN VALENTÍN QUE SE CONVIRTIÓ EN MARAVILLA.

Estoy en un espacio al aire libre. Supongo que es día de San Valentín, porque todos llevamos globos con forma de corazón. El mío es un regalo que Zoila me ha dado; es rojo, enorme, tiene adheridos otros globos ya sin gas; tengo la impresión de que yo los puse ahí. Intento tomarle una fotografía, pero no me gusta cómo sale. Aparece Zoila y un compañero de la secundaria. Casi no les pongo atención, pues toda está concentrada en mi globo y su foto.
Le aviso a mi amiga que soltaré el regalo, me da un poco de pena, porque puede pensar que no me gustó; sin embargo, le explico que de ese modo podré tomarle la foto, recordarlo. Lo suelto, pero se eleva con tanta rapidez que no logro aprehender su imagen con mi celular. Entristezco. De pronto el globo se convierte en papalote, gira a la derecha, se empina y vuela hacia abajo. Luego se vuelve una especie de carpa, finalmente deviene un juego inflable, en que unos veinte niños se pelean por subir. Estoy segura que la cosa volará, que por ello son tan grandes las ganas infantiles de abordarla. Me acerco a los niños y digo en voz alta: “levanten la mano los que no se han subido,” para elegir quiénes lo harán; a final de cuentas es mi juego.

sábado, 23 de febrero de 2008

EL COORDINADOR DE LA CARRERA ME ENCAÑONA

Estoy en unos departamentos con aires de hotel. Sé que el coordinador de mi carrera sufrió una agresión y quedó medio traumado. Él está dentro de mi departamento, de pie junto a dos puertas contiguas, de las cuales una suele usarse y la otra no. De pronto hace una mueca de loco, y sale corriendo por la puerta que no suele usarse. Este señor me asusta, me parece sospechoso.
Ahora mi madre se está bañando. El coordinador irrumpe en nuestra habitación y me apunta con una pistola; ello para exigirme que busque una funda de almohada que escondió X (un fulano que desconozco). Yo comienzo a buscar en el armario, pero no la encuentro. Él no deja de apuntarme. Finalmente, me encarga que busque el objeto y amenaza con volver.

martes, 19 de febrero de 2008

COCODRILO PLANO

Estoy al aire libre, en un sitio que se parece al CCH sur. Sin embargo hay un chapoteadero, mismo que es igual al que está en el jardín de niños donde trabaja mi madre desde hace siglos. Mujeres cuyos rostros no recuerdo están a mi lado; tengo la impresión de que son mis compañeras del CCH. En el chapoteadero hay un cocodrilo peculiar: es plano, muy plano y largo. Yo les digo a mis compañeras que el animal es demasiado grande para vivir ahí. Ellas se encuentran tranquilas junto al bicho. Yo miro que mueve la cola de modo casi amistoso, como lo haría una foca, o un perro. Además, caigo en la cuenta de que sus dientes no son afilados; a pesar de todo, mantengo mi distancia.

viernes, 8 de febrero de 2008

BAJAR HACIA EL COCODRILO

Estoy con dos amigas, una de ellas es Edna, la otra no lo sé, creo que Zoila o Claudia. Estamos en una especie de cuarto y debemos descender, para llegar a otro. Sin embargo, en el primero hay un cocodrilo. No es muy grande, pero se ve bravo. Mi madre y una tía están abajo; nos exhortan a saltar, y pasar rápidamente hasta la segunda habitación. El nivel del agua es mínimo, de modo que podríamos pasar casi caminando. Mis parientas cuentan "1,2...3" para que saltemos, pero no nos atrevemos a hacerlo. Dos primas preescolares juegan cerca del cocodrilo, a pesar de lo cual mis amigas y yo no bajamos.
Ahora el cocodrilo es de cartón, está hecho como de cajas con lucecitas de colores, sólo se mueve mecánicamente hacia adelante, hacia atrás, hacia adelante. Le digo a mi tía que el animal no es de verdad, y contesta: "no, pero muerde fuerte."

viernes, 1 de febrero de 2008

EL CUMPLEAÑOS DE PARIS HILTON

Paris Hilton se encuentra en la cima de una montaña rocosa. Abajo estamos los reporteros y yo. De pronto ella se quita la falda para ser fotografiada, de inmediato corre en chones hacia una cueva. El escenario cambia. Ahora los reporteros y yo nos agolpamos en las escaleras de una casa, mientras la Hilton está más arriba, dentro de una habitación. Entro ahí, sólo hay chicas, todas fresas; una de ellas empuja una enorme caja redonda de madera, la abre: es un pastel. Todas aplaudimos. Yo aplaudo mucho. Finalmente salgo de la habitación y me dirijo a los reporteros para informarles lo que arriba se celebra.
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Con mi baja estatura pierdo glamour, pero gano simpatía. Me alegro con facilidad: "sí, sí, sí, yo quiero mambo, mambo". Soy una persona agridulce. Me gusta el mar y cualquier agua clara o verdeazul en la que pueda zambullirme. Mi escritor favorito es Italo Calvino, de quien aprendí que, en medio de la mezquindad, un impulso de amor general puede originar un universo.