SILLAS VOLADORAS

Mis tres tías tienen sillas con paracaídas. Para volar, basta subirse en ellas y que haya viento. Yo tengo muchísimas ganas de subirme, pero veo que arriba, en la punta de los postes hay muchos cables. Les pregunto a mis tías si es posible llegar hasta allá, a lo cual contestan que sí, pero es una respuesta despreocupada, se ve que no les dan miedo los cables. Sigo con ganas de volar, pero es más grande mi temor a no controlar el rumbo de la silla, y electrocutarme.

SUEÑO DENTRO DEL SUEÑO

Le entrego a mi psicoanalista como treinta hojas, cada una con el relato de un sueño distinto; algunas hojas tienen escrito solamente un renglón. Ella las acomoda, me las devuelve, dice: quiero que elijas un final para cada sueño y los traigas de nuevo.

CATARINA EN EL PIZARRÓN, ALUMNO EN LA VENTANA

Estoy en la prepa en que trabajo. Suena una alarma de simulacro y todos los chicos salen corriendo de sus salones. Veo el pizarrón de una colega que tiene mi edad, en él hay dibujada una catarina; el dibujo me produce fascinación y envidia (¿por qué en mi pizarrón no hay catarinas? Me pregunto.) En medio del ajetreo, mi colega y yo cruzamos unas palabras, supongo que sus alumnos son niños, por eso le digo “por lo menos tú puedes recurrir a esas cosas para darles clase.”

El escenario cambia, sigo dentro de la prepa, pero en una especie de cantina o bar. Bebo, y bailo como los rusos, abrazada a unas personas cuyos rostros no recuerdo; entonces caigo en la cuenta que un alumno me mira a través de la ventana, sonríe, expresa una gran simpatía hacia lo que hago; yo siento la misma simpatía por su gesto, sin embargo, me avergüenzo y dejo de bailar.

EN MI CLÓSET

Mi closet tiene unas puertas corredizas en la parte de arriba. Tres criaturas se mudan a ese lugar: una paloma pequeña, así como dos conejos: uno es blanco y también pequeño, el otro es enorme y azul marino. Aunque el sueño es borroso, recuerdo que de pronto estoy en unas ruinas, es un lugar místico, en el cual alguien me dice que es una fortuna que los animales habiten mi clóset.

EN EL TÚNEL

Mamá y yo estamos dentro del coche, en un túnel. En sentido contrario y rapidísimo pasa un vochito, está pintado con muchos colores, lleva consigo flores y espigas también coloridas. Mamá y yo no podemos avanzar más, pues hay un auto rojo que estorba.

PASEO FAMILIAR

Mis abuelos, mi madre, mi tío Memo y yo salimos en un coche, viajamos rumbo a Puebla. Como los nombres de las calles comienzan con "Pue," mi abuela piensa que ya estamos cerca de nuestro destino, pero la verdad es que sólo hemos avanzado unas cuadras. No estoy segura de quién conduce, pero creo que es mi madre; tengo mucho miedo de que nos ocurra un accidente, pues ella maneja lentamente pero de modo torpe; Memo comenta algo sobre esto, entonces yo contesto: al menos tú vas atrás, en cambio yo voy pegada al parabrisas (puesto que no sólo voy en el asiento del copiloto, sino que estoy sentada en las piernas de algún otro familiar, o sea: literalmente pegada al parabrisas.)

PATIO TÉTRICO

Acompaño a un amigo a dejar a su novia. Ella vive en una tribu. Abre la puerta: hay un patio enorme, con cabañas y tétricas esculturas africanas. No hay gente, sólo viento, silencio e ídolos de caras feas. Me pregunto cómo esa chica puede vivir ahí.

FRUTOS EN LA VEREDA

Es la noche. Mi tío Memo y yo estamos en una vereda bordeada por árboles, de los cuales penden frutos color guinda; son cerezas, uvas y ciruelas. Avanzamos, al tiempo que con avidez comemos esos frutos.