domingo, 27 de diciembre de 2009

X Y YO SOBRE RUEDAS.

Estoy en una reunión con gente de mi chamba. X se ofrece a darme un raid. Salimos en su coche, un golf rojo y noventero. Yo voy sentada en la parte trasera, desde donde lo veo manejar del lado izquierdo del coche y luego pasarse al lado derecho, pues su coche tiene dos volantes pequeñitos, con los cuales él payasea; me río muchísimo, le digo: “seguramente traes globos bajo los asientos,” pero él jura que no. Ahora vamos en una moto, recorremos un campo verde, lleno de colinas. Yo manejo con dificultad. Ahora él camina y yo le digo: “mejor maneja tú.“ Me responde que no, que lo intente yo; entonces le hago una señal para que se suba. Vamos colina arriba, lentamente, en una pendiente muy empinada. Yo manejo y él se abraza con fuerza a mí, no por miedo, sino para coquetear. Me siento contenta.

domingo, 13 de diciembre de 2009

UNA MÁQUINA INSERVIBLE Y EL MAR. SIEMPRE EL MAR.

Voy con mi madre en el coche, soy su copiloto. Sé que estamos fuera de la ciudad. De pronto, mi madre detiene el coche cerca de una máquina y me dice: “baja a sellar el boleto del estacionamiento.” Abro la puerta del coche, si diera un paso más podría caer varios metros abajo, donde está un mar hermosísimo, con su agua clara, verdeazul y docenas de piedras redondeadas en la orilla. Le digo a mi mamá “el mar está hermoso, quiero meterme ahora mismo.” De pronto veo un pez grande, negro, que nada en la parte un poco más profunda. Aunque este animal parece una especie inofensiva de tiburón, concluyo que sería bueno meterme sólo en la parte baja.
Puesto que sólo estamos de paso, no entro al mar; en vez de eso voy hacia la máquina que mi madre me había señalado. Este artefacto no sella boletos; es una especie de congelador de café. No sé por qué le puse diez pesos y tampoco sé por qué sigo sentada frente a esa máquina, si está descompuesta y sólo hay medios vasos de café congelado dentro de ella. Tres tipos trajeados pasan, llevan un pastel, me dicen en un tono burlón “feliz cumpleaños,” entonces yo saco la escarcha del congelador del café y se las lanzo, una y otra vez; ellos ríen y luego se van.

jueves, 10 de diciembre de 2009

POR FIN SOÑÉ UN DELFIN

Me tomo la foto para mi certificado de titulación. Ahora estoy en la playa. Hay un delfín, parece muerto o varado en la arena. Una turista, frívola, molesta, lanza un bolso que golpea al animal. Entonces yo pregunto a un lugareño si el delfín está muerto y me contesta que no, que le gusta tomar el sol en la arena. Yo me acerco a él, lo mimo como a un perro y él se pone muy alegre.
Powered By Blogger

Datos personales

Mi foto
Con mi baja estatura pierdo glamour, pero gano simpatía. Me alegro con facilidad: "sí, sí, sí, yo quiero mambo, mambo". Soy una persona agridulce. Me gusta el mar y cualquier agua clara o verdeazul en la que pueda zambullirme. Mi escritor favorito es Italo Calvino, de quien aprendí que, en medio de la mezquindad, un impulso de amor general puede originar un universo.