Ana y yo estamos de pie frente al espejo de su baño. Dos mangueras salen de mi cuello y se conectan a mi espalda; estas mangueras son gruesas y tienen lunares estampados. Sé que son mis venas, a pesar de que el líquido que corre en ellas no es rojo, sino una especie de agua un poco rosa, un poco transparente.


1 comentario:
Ahora la nobleza es de sangre fresa.
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