sábado, 8 de noviembre de 2008

RATÓN BLANCO Y CABALLO DE PIEDRA

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A CARGO DEL RATÓN BLANCO

Tengo que cuidar un ratón blanco que mide aproximadamente un centímetro. Está dentro de un vaso de unicel. Cuando quiere salir, lo regreso al fondo del vaso, cosa que hago con angustioso cuidado, pues es tan pequeño que puedo matarlo de un empujoncito. Recuerdo tres escenas:
* El vaso de unicel está lleno de cochinillas blancas.
* El ratón blanco ha crecido, pero sigue a mi cargo. Escapa y debo correr tras él entre la gente.
* Estoy dentro de un coche, sentada en el asiento del copiloto. Tengo al ratón blanco en mi mano y debo protegerlo de un gato que también está en el coche.


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LA ESCULTURA DEL CABALLO

Una colega esculpe una piedra piramidal; en cada cara hay una figura distinta. No recuerdo las dos primeras, en cambio la tercera llamó mi atención: un caballo que moría; sin embargo, no se trataba de una figura triste, sino heroica; tengo la impresión de que ése había sido un gran caballo.

2 comentarios:

Mario dijo...

mientras no llegues al perro blanco, todo ira bien.

Livi Jazmín dijo...

¿Por qué? ¿A qué te refieres?

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Con mi baja estatura pierdo glamour, pero gano simpatía. Me alegro con facilidad: "sí, sí, sí, yo quiero mambo, mambo". Soy una persona agridulce. Me gusta el mar y cualquier agua clara o verdeazul en la que pueda zambullirme. Mi escritor favorito es Italo Calvino, de quien aprendí que, en medio de la mezquindad, un impulso de amor general puede originar un universo.