LLUVIA TORRENCIAL Y BOSQUIMANOS
Ana y yo estamos dentro de su coche, en la cima de un cerro, fuera de mi casa, que es pequeña y alejada de todo. El cielo es gris y llueve a cántaros. Ana y yo estamos a salvo, pero me siento preocupada porque mis padres no llegan. No logro comunicarme con ellos. Pienso "se los dije." Amanece. El día es claro. Ana maneja hacia abajo, donde se encuentran unos hombres parecidos a los bosquimanos, quienes nos miran de un modo libidinoso, cosa que nos desagrada y por la cual andamos rápidamente el camino de regreso.
ELLA ES COMO FORREST Y COMO HEIDI
SANDÍA Y ROSAS BLANCAS.
Estoy en una fiesta en casa de mis abuelos. En la mesa de centro hay una sandía enorme y jugosa. Barro bajo los sillones. En vez de escobas uso un ramo de flores blancas, de modo que al barrer, se desprenden los pétalos y se elevan un poco y se confunden con los papeles blancos que barro. En la casa hay jarrones con más flores blancas.
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