Mi familia materna y yo estamos de vacaciones en un cañón. El paisaje es muy bello: dos grupos de cerros muy verdes, altísimos, separados por un río. En la parte más baja, es decir, en la orilla del río, se encuentran nuestras pertenencias. En el otro lado, en la parte más alta, se encuentra mi familia reunida, comiendo. Para llegar a ellos, debo cruzar el cañón por un puente colgante. La altura es de cientos de metros. Siento pánico. Decido pasar sentada, casi arrastrándome y sin voltear hacia abajo. Ya quiero estar ahí, donde mis abuelos, mi madre y mis tíos comen y ríen, en la cresta de un cerro, a contra luz del Sol.

CACHORROS
Han nacido cachorros en la casa de mi abuelo. Son como seis, todos pequeños, blancos, algunos con una mancha gris y otros con una mancha negra en un ojo. Todos me gustan y no sé cuál escoger. Aunque prefiero uno de los más pequeños, por curiosidad levanto una hembra más grande que los otros. Entonces se convierte en una niña morena clara, llenita; le pregunto: "Fuiste la primera de la camada ¿verdad?" Y ella contesta: "yo siempre soy la primera."
